mundo vesania
sábado, 14 de enero de 2012
miércoles, 7 de diciembre de 2011
TODO TXUS DI FELLATIO
SI YO, TÚ.
Si yo, tú.
Si caes, yo contigo,
y nos levantaremos juntos
en esto unidos.
Si me pierdo, encuéntrame.
Si te pierdes, yo contigo,
y juntos leeremos en las estrellas
cuál es nuestro camino.
Y si no existe, lo inventaremos.
Si la distancia es el olvido,
haré puentes con tus abrazos,
pues lo que tú y yo hemos vivido
no son cadenas...
ni siquiera lazos:
es el sueño de cualquier amigo
es pintar un te quiero a trazos,
y secarlo en nuestro regazo.
Si yo, tú.
Si dudo, me empujas.
Si dudas, te entiendo.
Si callo, escucha mi mirada.
Si callas, leeré tus gestos.
Si me necesitas, silba
y construiré una escalera
hecha de tus últimos besos,
para robar a la luna una estrella
y ponerla en tu mesilla
para que te dé luz.
Si yo, tú.
Si tú, yo también.
Si lloro, ríeme.
Si ríes, lloraré,
pues somos el equilibrio,
dos mitades que forman un sueño.
Si yo, tú.
Si tú, conmigo.
Y si te arrodillas
haré que el mundo sea más bajo,
a tu medida,
pues a veces para seguir creciendo
hay que agacharse.
Si me dejas, mantendré viva la llama
hasta que regreses,
y sin preguntas, seguiremos caminando.
Y sin condiciones, te seguiré perdonando.
Si te duermes, seguiremos soñando.
que el tiempo no ha pasado,
que el reloj se ha parado.
Y si alguna vez la risa
se te vuelve dura,
se te secan las lágrimas
y la ternura,
estaré a tu lado,
pues siempre te he querido,
pues siempre te he cuidado.
Pero jamás te cures de quererme,
pues el amor es como Don Quijote:
sólo recobra la cordura
para morir.
Quiéreme en mi locura,
pues mi camisa de fuerza eres tú,
y eso me calma,
y eso me cura...
Si yo, tú.
Si tú, yo.
Sin ti, nada.
Sin mí, si quieres, prueba.
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DE TU BOCA
De tu boca caramelos
brotan cuando hablas,
dulce néctar
de rosas y de aguas.
Cuando me besas,
el cerrojo de mi alma
tus labios sellan,
prisionero…,
esclavo de tu boca,
condenado a perder la calma,
condenado a perder el miedo.
Yo guardo tus besos
en una hucha de melancolía,
y guardo a que llegue el día
en el que tú me faltes.
Un día de esos
en los que todo llora,
e ilesos, al romperla,
vuelvas a mí
en forma de besos.
Yo guardo tu mirada
en la retina de mi alma,
y espero, oh nostalgia,
de tu boca…, caramelos.
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BUENOS DÍAS AMOR MIO
Por amanecer siempre a tu lado, de la boca del diablo bebería, pues mi condena es empezar el día sint u sonrisa, (que dice más que lo hablado). Sonrisa que abre puerta a un día aun no vivido. Que calla, aún sabiendo ciertas las traiciones del olvido. Por amanecer hoy a tu lado, de la mano del diablo comería. Y antes de que me lleve, pediría que al ver tu sonrisa, muriese helado.
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VEN ACUÉSTATE CONMIGO
Ven, acuestate en mi olvido para asi nunca olvidarte para saber que no te has ido y en mi asi retenerte. Ven, deslizate en mi herida y curala con tus besos que la insación se de por vencida y hagan de mis labios presos. Ven, acurrucate en mi sueño para que no despierte el olvido. Ven, acuestate conmigo para que no me haga su dueño... Que a la soledad tengo miedo a ser un hombre deshabitado amor... recuestame en tu cielo. Ven, recuestate a mi lado.
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OJOS COLOR CIELO
Ojos color cielo, Mirada azul de mar Plateados ya los cabellos pues de tan rubios y tan bellos El Tiempo cogio celos y los tuvo que ocultar... Regaló el oro de su pelo al tiempo y a la vida A cada sueño y a cada despertar A dos hijos que amaban tu ternura Y un hombre que nunca le dejó de amar. Dama de la mirada triste, ojos color de mar una estrella se dejó un beso olvidado entre tu boca y el cielo Y ese beso es un lunar que de su soledad viste su sonrisa y su pesar. Ojos color cielo si la vida de el me aparta Buscaré en tu mirada mi plan, Mi calma Mi Mar...
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CADA LUNA LLENA
Te escribiré una canción cada luna llena. Pues me recuerda tu rostro. Te cantaré a toda voz para que me oigas desde allí arriba. Recitaré cada estrofa suavemente como la melodía que me regalabas cada día con tu voz. Tocaré mi guitarra para ti con la pasión que nos unía. Ni Dios podrá hacer mejor canción que la mía, pues esta canción que hago es para ti. Yo, mi voz, mi guitarra y la imaginación que me envuelve te mantendremos viva en este mundo. Tu leyenda reinará. Pues mi amada se ha ido a un mejor lugar, pero me dejó como regalo la sabiduría de amar. Y así como yo te ame a ti, con esa pasión, con ese don de amor, con esa sabiduría que me regalaste, yo se la enseñaré a los demás. Les cantare a todos que un ángel habitó esta tierra, ese ángel fuiste tu. Cada luna llena creo una nueva canción, cada luna llena nace una nueva pasión. Cada luna llena me centro en un don, cada luna llena le canto a mi amor. Y a pesar que el tiempo y la lejanía rechazan la unión, seguiré aferrado a ti. Pues cada luna llena te sentiré junto a mi, cada canción creada por mí será la voz de tu corazón. Un sentimiento más fuerte que el amor crearé yo con esta canción. Un toque de ficción vagará entre las letras para ti amor. Pues el derecho dicta que ni un mortal puede amar tanto como lo hago yo. La fantasía me acompaña día y noche, pues a ti amor solo te puedo tener en mi corazón. Por eso anhelo cada noche una nueva luna llena por que tu ser se refleja en ella. Y cada noche que te veo ahí mi corazón vuela entre pasiones y el deseo de tenerte aquí junto a mí explota en lágrimas de cariño y de amor. Una canción nueva para ti. Una nueva luna para mí. Este es el pacto entre los dos. Mantenernos vivos siempre corazón. Jamás dejarnos rendir. Levantarnos cada vez que caigamos. Y si alguna vez mi mente se bloquea y mi corazón se oscurece, dame tu luz luna mía. Brilla como solo tú lo sabes hacer. Cántame una canción, despierta mis sentidos y hazme entrar en razón. Luna mía te dedico esta canción con todo mi amor, si has de escucharla regálame ese don. Aunque tu luz no sea propia. Esa luz que en ti se refleja es el destello de mi corazón, que para ti nació.
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SI TE DICEN QUE CAI
Si te dicen que caí, si te cuentan que me he ido, di que sólo me perdí, di que sólo estoy herido. Si te dicen que caí, di que aún no estoy vencido, quizás cansado y aturdido. Mis musas andan por ahí… Si te cuentan que mudé por lágrimas mi sonrisa, es porque al fin recordé que el que esconde en una risa un sentimiento malherido, no es por timidez o por prisa: es porque el miedo le ha vencido. Miedo a desnudarse uno mismo, a llamar a las cosas por su nombre. Miedo a abandonar mi hermetismo, miedo a mostrarme, a ser hombre. Si te dicen que caí, si te cuentan que me he ido, di que al fin comprendí que hay algo más en mi que lo poco que he ofrecido. Si te cuentan que olvidé la inspiración en un beso, quizás con ello pagué tanto verso que hice preso. Si te dicen que abandoné que me fui, que lo he dejado, diles que algún día volveré, cuando mi alma se haya curado.
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miércoles, 12 de octubre de 2011
POESIA DEL ALMA
EL DUELO DEL MAYORAL
¿Que cómo fue, señora...?
Como son las cosas cuando son del alma.
Ella era linda y él era muy hombre,
y yo la quería y ella me adoraba;
pero él, hecho sombra, se me interponía
y todas las noches junto a la ventana
fragantes manojos de rosas había
y rojos claveles y dalias de nácar.
Y cuando las sombras cubrían las cosas
y en el ancho cielo la luna brillaba,
de entre las palmeras brotaba su canto
y como una flecha a su casa llegaba.
¡Cómo la quería! Cómo le cantaba sus ansias de amores
y cómo vibraba con él su guitarra.
Y yo tras las palmas con rabia le oía
y entre canto y canto colgaba una lágrima.
Lágrima de hombre, no crea otra cosa,
que los hombres lloran como las mujeres
porque tienen débil, como ellas, el alma.
No puedo evitarlo, la envidia es muy negra
y la pena de amor es muy mala,
y cuando la sangre se enrabia en las venas
no hay quien pueda, señora, calmarla...
Y una noche, lo que hacen los celos,
lo esperé allá abajo, junto a la cañada;
retumbaba el trueno, llovía, y el río
igual que mis venas hinchado bajaba.
Al fin a lo lejos lo vi entre las sombras,
venía cantando su loca esperanza,
en el cinto colgaba el machete,
bajo el brazo la alegre guitarra.
Llegó hasta mi lado, tranquilo, sereno,
me clavó con los ojos su fría mirada;
me dijo: -¡Me espera?... Le dije: -¡Te espero!
y no hablamos más, ni media palabra.
Que era bravo el hombre, cual los hombres machos,
y los hombres machos pelean, no hablan.
¡Cómo la quería...! El machete dijo
su amor y sus ansias, roncaba su pecho,
brillaban sus ojos, y entre golpe y golpe ponía su alma.
No fue lucha de hombres, fue lucha de toros,
eso bien lo sabe la vieja cañada,
pero más que el amor y el ensueño
pudieron la envidia y la rabia,
y al fin mi machete lo dejó tendido
sobre su guitarra...
No tema, señora, con cosas pasadas...
Todavía en el suelo me dijo llorando:
-¡Quiérela... que es buena...!
Quiérela... como yo la he querido
¡Quiérela... que es santa...
que aunque muero...
la llevo metida en el alma!
Y tuve celos, señora, del que así me hablaba
y tuve celos de aquel que moría
y aun muriendo la amaba...
Y la sangre cegó mis pupilas
y el machete en la mano temblome con rabia
y lo hundí en su pecho con odio y con furia
y rasgué su carne buscándole el alma...
Porque en el alma se llevaba mi hembra...
y yo no quería que se la llevara.
¿Que cómo fue, señora...?
Como son las cosas cuando son del alma.
Ella era linda y él era muy hombre,
y yo la quería y ella me adoraba;
pero él, hecho sombra, se me interponía
y todas las noches junto a la ventana
fragantes manojos de rosas había
y rojos claveles y dalias de nácar.
Y cuando las sombras cubrían las cosas
y en el ancho cielo la luna brillaba,
de entre las palmeras brotaba su canto
y como una flecha a su casa llegaba.
¡Cómo la quería! Cómo le cantaba sus ansias de amores
y cómo vibraba con él su guitarra.
Y yo tras las palmas con rabia le oía
y entre canto y canto colgaba una lágrima.
Lágrima de hombre, no crea otra cosa,
que los hombres lloran como las mujeres
porque tienen débil, como ellas, el alma.
No puedo evitarlo, la envidia es muy negra
y la pena de amor es muy mala,
y cuando la sangre se enrabia en las venas
no hay quien pueda, señora, calmarla...
Y una noche, lo que hacen los celos,
lo esperé allá abajo, junto a la cañada;
retumbaba el trueno, llovía, y el río
igual que mis venas hinchado bajaba.
Al fin a lo lejos lo vi entre las sombras,
venía cantando su loca esperanza,
en el cinto colgaba el machete,
bajo el brazo la alegre guitarra.
Llegó hasta mi lado, tranquilo, sereno,
me clavó con los ojos su fría mirada;
me dijo: -¡Me espera?... Le dije: -¡Te espero!
y no hablamos más, ni media palabra.
Que era bravo el hombre, cual los hombres machos,
y los hombres machos pelean, no hablan.
¡Cómo la quería...! El machete dijo
su amor y sus ansias, roncaba su pecho,
brillaban sus ojos, y entre golpe y golpe ponía su alma.
No fue lucha de hombres, fue lucha de toros,
eso bien lo sabe la vieja cañada,
pero más que el amor y el ensueño
pudieron la envidia y la rabia,
y al fin mi machete lo dejó tendido
sobre su guitarra...
No tema, señora, con cosas pasadas...
Todavía en el suelo me dijo llorando:
-¡Quiérela... que es buena...!
Quiérela... como yo la he querido
¡Quiérela... que es santa...
que aunque muero...
la llevo metida en el alma!
Y tuve celos, señora, del que así me hablaba
y tuve celos de aquel que moría
y aun muriendo la amaba...
Y la sangre cegó mis pupilas
y el machete en la mano temblome con rabia
y lo hundí en su pecho con odio y con furia
y rasgué su carne buscándole el alma...
Porque en el alma se llevaba mi hembra...
y yo no quería que se la llevara.
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